
Al contrario de otras partes de Italia, este territorio todavía no había sido explorado en términos vitivinícolas cuando los propietarios de Casale del Giglio, Bernardino Santarelli y su hijo Antonio, lanzaron su proyecto de investigación en 1985. Con el respaldo del Departamento de Agricultura del Gobierno Regional de Latium y la participación de investigadores de renombre mundial, este proyecto se encausó a la identificación y maximización del potencial del territorio para una viticultura de calidad, y llevó a cabo comparaciones útiles con procesos adoptados en Burdeos, California y Australia, las áreas de influencia de la producción de vino a nivel mundial que también son influenciadas por un clima marítimo.